domingo, 13 de abril de 2008

Eranse una vez...

... tres tristes tigres, de los cuales uno se llamaba Bismark sólo por imitar al gato de una famosa novela... pero el cuarto de los tigres, quien por innecesaria rebeldía se hacía llamar Tigro, de triste tenía lo que un félido común, pero de trigales ni la espiga, y de trillar un poco, sí, pues guitarreadas no faltan en las que algunos "salmos" son invocados con furia extrema, y pasan en cuestion de minutos de ser himnos a temas trillados, pobrecitos.

Ni esto ni aquello tienen que ver en realidad con lo que quiero decir, pero ya que de trigales hablamos, voy al grano:

A mis amigos: El largo abrazo que por el momento se hace imposible se los doy igual, y como el abrazar suele ser plural, espero ser abrazado de vuelta.

A mis futuros amigos: Pues ya ven (o leen), René Uzqueda, el Tigro. Un amigo, cuate, compay, negüe, pata, bro, etc. De profesion aficionado, y en tiempo libre hincha de Boca, jugador de “Mafia”, cófrade cortazariano, inescarmentado seguidor del “Tigre” (equipo que juega las eliminatorias cuando el resto juega las clasificatorias), confeso discípulo de Francisco Buarque de Hollanda, Astor Piazzolla, Chucho Valdés, Alfredo Zitarrosa, Silvio, Galeano, Caetano, Jacques Brel, Serrat, Jobim, Gershwin, Lecuona, Monet, Saramago, Ivan Lins, Abbas Kiarostami, Mikis Theodorakis, Astrid Lindgren, Matilde Casazola...

Y parafraseando a pedro Luis Ferrer: “Mi madre es fidelista, yo no tanto como ella, pero el que toque a mi madre, tiene que darme también”.

Por cuestiones de cibercracia, incompetencia informática, y un poco de pereza, claro, he demorado en lanzar esta botella al mar. Bueno, de respetar la metáfora estrictamente, tal ingenua botella no llegaría hasta mi país, Bolivia, por obvias razones. Ahora sin más vueltas les dejo con algo que se me ocurre puede servir de primer saludo.

Otro abrazo amigos.

Tigro.




"Cuatro Siglos, Dulcinea", con explicación en sueco incluída, durante el concierto de Negro y Blanco en Uppsala, Suecia, 28 de marzo de 2008.